Visitas y testimonios
Nuestra experiencia en Pereira
Conocimos el hogar de niños de Altagracia (Pereira) por causalidad. A nuestro paso por Colombia nos contaron de su existencia y decidimos, amparados por la certeza de que las casualidades no existen, contactar con la Asociación para organizar una visita allí. Casi inmediatamente tuvimos respuesta de Estela, una de las personas que vela por el proyecto en Colombia. De un día para otro, estábamos visitando el hogar junto a ella y dos voluntarias más: Aura y Efigenia, que nos brindaron su tiempo y su entusiasmo para contarnos la historia del proyecto, los logros conseguidos y también las limitaciones con las que se encontraban.
Llegamos al hogar y lo primero que nos llamó la atención fue el maravilloso entorno, rodeado de prados verdes. Luego conocimos a Rubiela, que junto a su marido se encarga del hogar y hace que tome significado esta palabra y que no sea un simple lugar de acogida, sino un lugar donde los niños se puedan sentir amados y puedan desarrollarse en un entorno familiar. Conocer a Rubiela fue renovar nuestra fe en la humanidad, porque vimos en ella una fuerza arrolladora movida por unos valores sólidos hacia el bien común y el amor a los demás.
El hogar, a pesar de que tiene muchas necesidades materiales, es un lugar limpio y muy digno, donde los niños y niñas, que en ese momento eran más de 60, pueden vivir su infancia protegidos de la violencia y del abandono. Rubiela nos dijo algo que nos hizo reflexionar: Con su trabajo pretendía romper la cadena del odio que genera en su país más odio y violencia. Sólo con el amor los niños se podrán liberar del odio y romper así esta trágica cadena que se lleva tantas vidas de personas inocentes.
Estamos decididos a echar una mano a Child Action Group y el Hogar de Altagracia porque creemos en este proyecto y sabemos que está en buenas manos. Esperamos que mucha más gente se una al proyecto y se creen lazos de solidaridad para darles a estos niños la vida que se merecen.
Xavier Molins y Carme Corretgé
http://lavueltaalmundo.net/
Conocimos el hogar de niños de Altagracia (Pereira) por causalidad. A nuestro paso por Colombia nos contaron de su existencia y decidimos, amparados por la certeza de que las casualidades no existen, contactar con la Asociación para organizar una visita allí. Casi inmediatamente tuvimos respuesta de Estela, una de las personas que vela por el proyecto en Colombia. De un día para otro, estábamos visitando el hogar junto a ella y dos voluntarias más: Aura y Efigenia, que nos brindaron su tiempo y su entusiasmo para contarnos la historia del proyecto, los logros conseguidos y también las limitaciones con las que se encontraban.
Llegamos al hogar y lo primero que nos llamó la atención fue el maravilloso entorno, rodeado de prados verdes. Luego conocimos a Rubiela, que junto a su marido se encarga del hogar y hace que tome significado esta palabra y que no sea un simple lugar de acogida, sino un lugar donde los niños se puedan sentir amados y puedan desarrollarse en un entorno familiar. Conocer a Rubiela fue renovar nuestra fe en la humanidad, porque vimos en ella una fuerza arrolladora movida por unos valores sólidos hacia el bien común y el amor a los demás.
El hogar, a pesar de que tiene muchas necesidades materiales, es un lugar limpio y muy digno, donde los niños y niñas, que en ese momento eran más de 60, pueden vivir su infancia protegidos de la violencia y del abandono. Rubiela nos dijo algo que nos hizo reflexionar: Con su trabajo pretendía romper la cadena del odio que genera en su país más odio y violencia. Sólo con el amor los niños se podrán liberar del odio y romper así esta trágica cadena que se lleva tantas vidas de personas inocentes.
Estamos decididos a echar una mano a Child Action Group y el Hogar de Altagracia porque creemos en este proyecto y sabemos que está en buenas manos. Esperamos que mucha más gente se una al proyecto y se creen lazos de solidaridad para darles a estos niños la vida que se merecen.
Xavier Molins y Carme Corretgé
http://lavueltaalmundo.net/